lunes, 26 de mayo de 2014

¿Dónde se metieron las Camelopardálidas?

¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo? -Van Gogh-



Todo corría en nuestra contra: cielos nublados, el máximo caía de día, predicciones dispares y ninguna evidencia pasada.
A pesar de ello y con poco que perder pero un espectáculo de fugaces que ganar, junto a un grupo de amigos del GUA, aquí en Valladolid, decidimos probar suerte y salir a cazarlas.
Lo primero fue elegir la hora a la que saldríamos, unos preferíamos horas de madrugada, por la proximidad al máximo, y otros tendían a horarios menos tardíos, no fuese a ser que las fugaces no apareciesen y nuestro viaje hubiese sido en vano.

Echando la mirada atrás, se agradece que reinase la cordura y que finalmente saliésemos de aquí sobre las 22:30 en dirección a Cigüñuela (a unos 15 Km al Oeste de Valladolid) que a pesar de su cercanía a la capital no tiene un cielo malo del todo. El Este estaba completamente perdido por la bóveda de luz de Valladolid, pero lo que nos interesaba era el Noroeste, la zona más cercana al radiante y con mejor cielo en aquel lugar.

 En la parte superior podemos ver la fugaz, procendente del radiante. Si seguimos el trazo de la más brillante, llegamos al segundo trazo que deja otra fugaz.



Posición de las fugaces y constelaciones (imagen superior)




Poco a poco iba despejando y sobre las 23:30 ya teníamos un cielo raso, ahora tocaba esperar a las protagonistas, las Camelopardálidas.
Mientras que con un ojo mirábamos al cielo en su búsqueda, el otro le teníamos en el ocular del refractor que llevamos para observar entre rato y rato.
También aproveche a sacar la cámara y con el intervalómetro estuvo la mayor parte de la noche, apuntando a la zona entre Leo, Osa mayor, Cancer y Camelopardalis.
Entre los ocho que estábamos allí, no sumamos mas de quince fugaces en el rato que estuvimos, número muy lejano de las 400 que algunos vaticinaban.

Una vez en casa me puse a revisar las fotos, y para sorpresa mía me encontré con mas fugaces de las que me podía imaginar. En dos de ellas se ve claramente el aumento de brillo a mitad de trayecto y el resto solo presentan leves trazas de pequeños meteoros.


Esta fugaz está a la derecha, casi escapándose de la imagen. También presenta un fogonazo y un trazo discontinuo.
Posición de la fugaz y constelaciones (imagen superior)
Las tres estelas que dejaron están orientadas en dirección a la Jirafa, por lo que con cierta seguridad se puede afirmar que pertenecen a esa lluvia.
Aunque en este caso más que hablar de lluvia, deberíamos de hablar de "txirimiri".

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